Universes in Universe / Columna de Arena / número 68
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La editorial Art Press de Nueva York publicó el libro "Off sight: steadily, intently and with fixed attention" sobre al obra de la artista colombiana Sandra Bermúdez. El presente texto, concebido como una seie de fragmentos que se refieren a aspectos de la "puesta en obsceno" en el trabajo de Bermúdez, fue incluido en el citado libro.
J. Roca

 

José Roca:
Sandra Bermúdez: mise en obscéne

Des-escenificar

En una obra primordialmente fotográfica, Sandra Bermúdez ha explorado cuestiones relativas al amor, el sexo y las relaciones interpersonales a través de representaciones de su propio cuerpo (usualmente fragmentado), mostrando aquellas partes en las cuales se efectúa el intercambio físico o emotivo: los labios, las manos, los ojos y en particular la piel. Bermúdez, quien proviene del medio de la moda, es claramente consciente de que la superficie externa del cuerpo -la fachada, por así decirlo- es utilizada como vehículo para proyectar la imagen personal, y que tal imagen puede ser construida (y deconstruida) según los intereses de cada cual. La moda trabaja con una piel cultural -la ropa- en la cual se efectúa esta labor de proyección, pero la piel en su sentido más literal es también sujeto de manipulaciones y transformaciones, a través de los cosméticos, las joyas, los tatuajes, la cirugía: el cuerpo se presenta como una superficie dócil, receptiva a las intervenciones. La proyección del sujeto es, pues, una puesta en escena. En consecuencia, aquello que está sin una escena para constituir al espectador como sujeto se considera obsceno, un objeto que está demasiado cerca, sin un contexto, marco de referencia o justificación escénica que salvaguarde al espectador . Pero al recurrir al encuadre cerrado y a la fragmentación para desligar su sujeto de su escena, Bermúdez lo introduce -irónicamente- en los códigos de lo pornográfico. El trabajo de Bermúdez se enfoca en esta paradoja, separando el fragmento del todo para des-escenificarlo y a la vez recurriendo a los códigos visuales de lo pornográfico para situar de nuevo la mirada en un espacio en donde el asunto de lo permisible, lo moralmente aceptable y lo vulgar toman una importancia central.


La parte por el todo.

En la serie Mamacita, Bermúdez utilizaba el close-up para hacer que la mirada se concentrara en las calidades intrínsecas de la superficie, que adquiría así un carácter pictórico -color, textura, grano- manteniendo sin embargo su corporeidad. En un medio eminentemente visual como la sociedad de consumo contemporánea, la fragmentación del cuerpo remite a la imagen publicitaria; la ausencia de distancia, como ya se dijo, a lo obsceno. En esta serie el fragmento de cuerpo se nos presenta sin la escenificación necesaria para construir al espectador como voyeur, pero al hacer referencia a los códigos del porno hardcore, en donde el cuerpo es presentado en close-up extremo y sin argumento narrativo, la imagen recupera paradójicamente su contexto. Al utilizar las convenciones de la pornografía (encuadre cerrado, color saturado, superficies húmedas), las fotografias de la serie Mamacita eran en consecuencia leídas como tales. En realidad se trataba de fotografías de las manos de la artista con productos de belleza como champú, vaselina o crema; su carácter pornográfico estaba dado por lo que el observador veía o creía ver en ellas. Mas alla de ser una referencia a la forma como el cuerpo es puesto en escena por la industria de la belleza y por la industria publicitaria, la serie puede ser entendida en un sentido mas estructural como una crítica a los códigos de representación. Cuando vemos, ¿que vemos realmente? Anaïs Nin afirmaba que no vemos las cosas como son, sino como somos. Popularmente se afirma que vemos lo que queremos ver, lo que tememos o lo que nos hace falta. Dado que la imagen no mostraba las zonas tabú (los genitales), su recepción era totalmente contingente a lo que el espectador proyectaba en ellas, mediada por la manipulación efectiva y consciente del aspecto formal por parte de la artista.


Titulo de la escena

El lenguaje nombra y al hacerlo sitúa, señala, segrega. Los titulos en el trabajo de Bermúdez usualmente ayudan a situar la lectura de la obra en un contexto relacional, puesto que llevan implícita una declaración, una pregunta o una imprecación. Esto es evidente cuando utiliza piropos para nombrar sus imágenes "pornográficas", o cuando recurre a las frases clisé utilizadas en las relaciones amorosas. En el caso de los piropos las palabras no son necesariamente vulgares, pero debido a la forma lasciva como son utilizadas se convierten en una intrusión arbitraria en el espacio íntimo de una mujer, realizado a plena luz y en el espacio público: una violación simbólica de tal intimidad, metáfora de una intrusion más violenta y no consentida del cuerpo femenino como objeto de deseo. Bermúdez presenta un sucedáneo del cuerpo deseado, travestido en puro objeto sexual con la ayuda de los productos que se utilizan para exhibir el cuerpo públicamente. Aqui hay también una conexión en el ámbito del lenguaje con los codigos de lo pornográfico, cuya etimologia es "exhibir publicamente".

Bermúdez también recurre al texto inscrito directamente en el cuerpo para referirse al agotamiento del diálogo en las relaciones humanas, sugiriendo que la reiteración va llenando los espacios vacíos de una relación hasta negar todo el sentido comunicativo de las palabras. La piel, límite entre el interior y el exterior, es utilizada como soporte para la escritura de frases que expresan el deseo por el otro, palabras que a fuerza de ser repetidas pierden por completo su sentido.


Escenografías

En la serie Wallpaper, Bermúdez hace coincidir dos instancias de la imagen del cuerpo que le han interesado desde el inicio de su carrera: la pornografia arcaica (que más que mostrar, sugería), y la publicidad contemporánea, que por razones de pudor institucionalizado ("enforced prudishness") y respondiendo a los dictámenes del mercado, oculta hábilmente todo aquello que pueda resultar ofensivo y en consecuencia censurado. Siempre recurriendo al autorretrato, Bermúdez realiza una operacion de cambio de escala para escamotearle a la mirada el placer del cuerpo inmediado. En este caso el cuerpo es presentado entero, pero en pequeña escala y repetido hasta que se convierte en parte de un patrón y que desde cierta distancia se percibe como pura textura. Una mirada cercana revela que el cuerpo que se nos presenta es un cuerpo hermético, en donde los significantes de la sexualidad y de la reproducción (pezones, labios y vello púbico) han sido removidos digitalmente (como antes se hacía por medio del aerografo). Asi como la piel deviene un "guante" para un cuerpo esteril que, habiendo perdido toda funcion reproductiva, se convierte en objeto de contemplacion, el cuerpo repetido se convierte en patron para un papel de colgadura que recubre la escenografia y oculta la estructura como pura decoracion.


Tras-escena

En su obra más reciente, Bermúdez amplia su repertorio formal mas alla de las representaciones del cuerpo o sus fragmentos, pero mantiene el aspecto teatral y (melo)dramatico con el cual ha escenificado su propio cuerpo en trabajos anteriores. Me refiero a su escultura con globos (Be y Mine), a sus videos Eruption y Fireworks, y a Red Curtain -una fotografia de una cortina roja con un reflector iluminando el centro, creando una anticipación sobre algo que acaba o esta a punto de suceder. Este carácter dramatico es caracteristico de la utilizacion de Bermúdez de lo teatral y de los recursos de la puesta en escena para establecer un ambito narrativo en el cual situar la mirada. Be y Mine (Se y Mia),dos palabras que por separado son afirmaciones de individualidad pero que juntas significan todo lo contrario) aluden al ambiente festivo y son un comentario al peso (o a la levedad) de las palabras, a su agotamiento y a su carácter contingente y pasajero. Los fuegos artificiales en el video muestran un clímax continuo, la proyección de la esperanza en que una relación se mantenga para siempre en su punto álgido. El video Eruption, que muestra a la artista mirando películas porno, invierte la escenificación del cuerpo, reemplazandolo por una puesta en escena de la mirada. Red Curtain es una imagen ambigua, puesto que oculta algo que ocurre en la tras-escena -que puede ser leída como el inicio o el encore de una representación- y que genera anticipación o nostalgia, segun nuestra propia situación personal. Al resepecto viene a la menoria una frase memorable dicha por "Agrado", el personaje travesti de la película Todo sobre mi madre del director español Pedro Almodovar, y que pone en su justa perspectiva la noción de veracidad o de autenticidad implícita en la escenificacion del cuerpo para otros -y señala que los juegos de roles los jugamos primordialmente para encotrarnos a nosotros mismos: "porque uno es más auténtico mientras más se parece a la imagen que uno tiene de si mismo".

 

<< Columna de Arena no. 68


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Texto y Columna de Arena: José Roca
Presentación en Internet: Universes in Universe - Mundos del Arte, Gerhard Haupt & Pat Binder