índice no. 47
José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia

4 de enero de 2003
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Muntadas: On Translation

Vista de la instalación en el MACBA, BarcelonaActualmente se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona la exposición "On Translation" del artista catalán Antoni Muntadas. Como el título lo indica, la exposición se enfoca específicamente en "On Translation", obra en proceso que Muntadas realiza desde 1995 y que ha tomado formas diversas que van desde la escultura al sitio en internet pasando por la instalación vídeo, el grabado, el cartel, el sticker, el libro, la valla urbana o la parafernalia comercial propia a los museos contemporáneos: camisetas, postales, platos y mugs.

Consecuente con la lógica de "On Translation", Muntadas le propuso al MACBA que en vez de exhibir obras ya realizadas, sus reconstituciones o su documentación, el museo debería interpretarlas, constituyéndose en una instancia de estudio que luego exhibiría "no las obras, sino los resultados de tal interpretación", como lo anota el curador José Lebrero Stals. De tal manera que en toda la extensión del largo lobby del edificio tardo-racionalista de Richard Meier se construyó una especie de costillar de madera en forma de peine, en cuyos alvéolos se colocaron elementos que variaban en función de la naturaleza de cada proyecto: computadoras con presentaciones de Power-Point, vitrinas con impresos, conexiones a la red, fotografías, etc., junto con la información básica de cada obra. Este dispositivo museográfico es a la vez estrategia de presentación e instancia de traducción, y lleva consecuentemente un nombre que problematiza la supuesta neutralidad de la institución museal y pone en evidencia su rol traductor: "On translation: Museum" (no es improcedente recordar que el origen de la palabra "museo" se remonta a Alejandría, en donde el Mouseion era un sitio de discusión de los sabios y no un espacio de exposición).
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On Translation: Museum, 2002. Vista de los posters en las estaciones de metro de Barcelona. (+ para ampliar: cliquear sobre las fotos)
Extendiendo esta lógica al catálogo, el MACBA contactó a muchas de las personas (curadores, productores, colaboradores, editores) que estuvieron involucradas con cada una de las presentaciones de On Translation en un periodo de casi diez años y en ciudades tan diversas como Helsinki, Madrid, Nueva York, Atlanta, Kassel (Documenta X), Arad, Budapest, Rotterdam, Montreal, Turín, Roma, Londres, París, São Paulo, Ginebra, Birmingham, Graz, Barcelona y Bogotá. Justamente, me correspondió organizar la exposición de Muntadas en la Biblioteca Luis Ángel Arango en 1999, curada por Carlos Jiménez.

El texto a continuación, incluido en el catálogo del MACBA, se refiere a la recepción en Colombia de "On Translation: El Aplauso", obra producida por la Biblioteca para la exposición en Bogotá. Además de la instalación vídeo, esta obra también tomó la forma de un inserto en el catálogo (muntadas.macba.es/aplauso.html y muntadas.macba.es/aplauso_ima.html).

José Roca
On Translation: El Aplauso

Antoni Muntadas. On Translation:  El Aplauso, 1999. Página del catálogoEnfrentarse a la "realidad colombiana" siempre ha implicado para los artistas que nos ven del exterior una operación consciente de resistencia frente a lo que constituye el estereotipo del país (droga, violencia), que - como todo estereotipo - es una hiperbolización vaciada de contexto de unos hechos reales e incuestionables. Muntadas no es exactamente un artista visitante, o por lo menos lo es de una manera diferente. Siendo el viaje práctica constante e indisoluble de su obra, la lectura de nuevos contextos forma necesariamente parte de su trabajo, con lo que sería exacto afirmar que su sensibilidad ha sido ejercitada en la lectura aguda y profunda de contextos a los que se enfrenta por primera vez. Es decir, su obra se basa precisamente en esa constante operación de translación, que como lo recuerda Eugeni Bonet en su ensayo sobre la obra de Muntadas [1], es precisamente una de las acepciones de la palabra "traducción".

En su visita inicial Muntadas identificó, con la visión selectiva que le ha dado su experiencia, dos aspectos contradictorios de nuestra realidad. En primer lugar, que la situación en las ciudades principales como Bogotá y Medellín es "menos grave" que lo que se supone, que la vida en ellas transcurre sin la sensación de guerra o de peligro inminente que se presume desde afuera. En segundo lugar, paradójicamente, que la situación es al mismo tiempo más grave de lo que se piensa desde afuera, es decir, que las noticias que se saben de Colombia en el exterior no alcanzan a expresar en su real dimensión la tragedia colombiana, en donde más de treinta mil personas (la mayoría hombres entre los 15 y los 30 años de edad) mueren en circunstancias violentas, donde la presencia de la insurgencia en el territorio es pervasiva, y en donde las ciudades capitales permanecen - como en el medioevo - amuralladas tras sus barricadas de soldados defendiendo el status quo. El resto del país está en guerra, pero ésta sólo llega a las capitales a través de su difusión en los medios [2].

Esto ha hecho que la vivencia del conflicto que se tiene en una ciudad como Bogotá no sea esencialmente diferente de la que se podría tener desde afuera, en el sentido que no se tiene una vivencia real y cercana de las masacres, los ataques a la infraestructura y los asedios a los pueblos; estos hechos no se viven como acontecimientos locales sino que se perciben casi exclusivamente a través de los medios, en particular la televisión.

Pero así sea a través de los medios, hay obviamente diferencias profundas entre percibir la guerra colombiana desde afuera y desde adentro, más allá de la ausencia de contexto. Una de las diferencias esenciales entre la percepción del conflicto colombiano a través de los medios internacionales y los locales está en la intensidad con que las imágenes violentas son presentadas en los noticieros locales: un bombardeo constante de imágenes asociadas con la guerra interna, que ha generado, por sobrecarga, una desensibilización paulatina del público colombiano frente a las imágenes del conflicto. Muntadas comprendió esta paradoja desde el inicio: una tragedia que se vive incluso localmente a través de los medios, y al tiempo una saturación de imágenes violentas que cumple el papel de neutralizar su contenido y su capacidad de conmover.

Antoni Muntadas, vista de la instalación en la BLAA en Bogota, 1999Tras un largo periodo de búsqueda de iconografía local, Muntadas llegó a la solución de "On Translation: El Aplauso", en la cual se mezclan imagen cinemática e imagen fija en un contrapunteo inquietante. OT: El Aplauso es una réplica mordaz al distanciamiento cotidiano que tenemos los colombianos frente a nuestra dosis diaria de imágenes de violencia, evidenciando el tratamiento que los medios locales le han dado a los hechos violentos y la actitud pasiva y cínica que esto ha generado en el espectador [3].

Los noticieros colombianos están todos estructurados de la misma manera: titulares sensacionalistas; imágenes de violencia; los deportes; notas de farándula y temas ligeros [4]. Esta estructura es invariable, y logra acomodar fácilmente el asesinato de un candidato presidencial con los resultados del campeonato local de fútbol, una masacre de campesinos con el reinado de belleza en Cartagena. Lo que es realmente escandaloso es que la estructura está tan integrada en el código visual que es percibida como el orden natural de las cosas: no hay conciencia de la implicación política de esta neutralización, su rol activo en el establecer un pesimismo y una tolerancia que ayudan a sostener indefinidamente el establishment. Esto cual contrasta con otros países vecinos como Argentina, Ecuador o Venezuela en donde la reacción y la presión populares han logrado la desestabilización de las estructuras de poder, en donde "las masas" tienen todavía una tolerancia limitada frente a las manipulaciones del establecimiento, y son capaces de presionar para la destitución de un presidente [5].

Es evidente que el manejo de la información en Colombia es particularmente perverso; no se "censura" nada (en el sentido que se muestran constantemente imágenes extremas de muerte y de violencia), pero al equipararlas en su formato de presentación con el resto de la información, se ha logrado neutralizar su real implicación. Esto tiene como consecuencia que los colombianos aceptamos la situación como algo no solamente normal sino inevitable, lo cual genera una extrema tolerancia y un ambiente de pesimismo e indolencia que se traduce en la prolongación indefinida del conflicto. Como lo ha establecido Stuart Hall en su ensayo sobre la función de los medios [6], las hegemonías actúan haciendo aparecer los hechos como un orden natural de las cosas. La connaturalización de los colombianos con los hechos violentos a través del manejo de la información nos hace formular la pregunta obvia: ¿a quien favorece el mantenimiento del estatus quo? ¿quienes son los propietarios de los medios? Hace unos años, luego del cubrimiento televisivo de un acto particularmente violento, los directores de los medios se reunieron para examinar, contritos, su responsabilidad colectiva en el manejo de la información, y llegaron a un acuerdo: en adelante las imágenes de muerte serían presentadas únicamente en blanco y negro, en un intento de recuperar la perdida contundencia visual. Esta medida fue efectiva por unas pocas semanas - en las que el público evidentemente "vio" por vez primera en mucho tiempo los hechos de violencia que se le estaban siendo presentados gracias a la sensación de extrañeza y al carácter de "archivo" que poseen las imágenes en blanco y negro - hasta que este código se integró también en la conciencia visual y su efecto fue neutralizado. Sobra decir que poco tiempo después, los noticieros volvieron al uso habitual de las imágenes en color.

"On Translation: El Aplauso" es una lectura particularmente crítica del contexto colombiano, pero también, en un sentido mas amplio, del papel del los medios. Consiste en tres proyecciones que generan un recinto en el cual el espectador está parcialmente inmerso. Las tres imágenes muestran un auditorio aplaudiendo, mostrando alternativamente vistas de conjunto y fragmentos en que se enfocan las manos. La imagen central es interrumpida en intervalos regulares por imágenes en blanco y negro de hechos violentos tomados de la prensa local.

Estos insertos de imagen fija duran menos de un segundo (apenas el tiempo para que la imagen se fije en la retina pero no el suficiente para que la mente pueda reflexionar conscientemente sobre lo que ve), luego de lo cual retorna la imagen del aplauso - que borra por instantes este esfuerzo de fijar en la conciencia la imagen violenta - hasta que una nueva aparece y el ciclo comienza de nuevo.

La sensación es de un deseo cuya nunca colmado, cuya satisfacción está constantemente pospuesta. La lectura más obvia (la violencia como espectáculo) o la más superficial (la pasividad del espectador, que cómodamente asiste a una guerra que le es presentada en televisión) es complejizada por la estructura misma de las imágenes: las personas que aplauden no muestran entusiasmo alguno, ni tampoco una relación con la imagen que supuestamente están "viendo". Al cabo de un momento se hace evidente que es un aplauso ensayado y no motivado espontáneamente, no una respuesta a un estímulo visual sino una acción que reflexiona sobre si misma (el acto de aplaudir). Esta escisión radical entre las dos imágenes es esencial para la eficacia de esta obra, en donde cualquier afirmación de entusiasmo frente a la imagen sería leída inmediatamente como una crítica fácil al papel del espectador.

En realidad, es más efectivo ese "detachment'. El discurso oficial sobre el estado de la economía colombiana (repetido recientemente a raíz de los acontecimientos en la Argentina) era que a pesar de todo, la economía del país era estable y que no había motivos para preocuparse. Y es cierto, de alguna manera. Esta relación entre una economía estable, unas ciudades pujantes y llenas de vida cultural y un país que se desangra en un conflicto en el que ningún joven de clase media está en el ejército luchando contra la insurgencia (o en las filas "contestatarias" de la guerrilla), muestra que el estado de las cosas le conviene a mucha gente. Muntadas identifica este cinismo en una de las obras que produjo para la presentación de su exposición en Bogotá, un grabado en que se muestra una carretera y el paisaje rural a través del vidrio panorámico = de un automóvil: "Colombia is doing well".

notas

1. Eugeni Bonet. "On Translation: primera aproximación", INTERSECCIONES, (Bogotá: Biblioteca Luis Ángel Arango, 2001)., p.51.

2. Esto, que suena como una exageración, es real; a pesar de que existen guerrillas urbanas, se han presentado hasta ahora muy pocos ataques directos de la guerrilla a las ciudades principales, las cuales viven sin embargo bajo el asedio de la violencia asociada a la delincuencia común y el espectro del secuestro. O, como afirmara el poeta William Ospina, en Colombia la clase popular no come, la clase media no compra, y la clase alta no duerme.

3. Esta es una lectura local de esta obra, que sin duda funciona de manera diferente en contextos diferentes al colombiano.

4. Todos los días hay un asunto destacable, que dura unos pocos segundos y es presentado antes de la iniciación del noticiero, como un adelanto de "última hora". Luego de este clip informativo sigue un segmento de comerciales luego del cual inicia propiamente el noticiero. Este adelanto es presentado inmediatamente después de la finalización del programa anterior, sin los créditos del noticiero, con el fin de dar la impresión que se ha interrumpido la programación para informar sobre un hecho de suma urgencia. Este código ya es cotidiano, así que su efectividad ha sido menoscabada.

5. En Colombia no ha habido una revuelta popular desde el "Bogotazo" en 1948 cuando el asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán generó una reacción violenta en todo el país, a pesar de que han sido asesinados en la última década al menos cuatro candidatos presidenciales tanto de derecha como de izquierda. Actualmente (marzo de 2002) hay una candidata presidencial secuestrada por la guerrilla. Y es seguro que esto no impedirá en modo alguno la realización de las elecciones presidenciales en menos de tres meses. (nota: esta era la situación cuando escribí el artículo; ya se eligió nuevo presidente, y la candidata Ingrid Betancur sigue secuestrada).

6. Stuart Hall, "The rediscovery of 'ideology' and the return of the repressed in media studies", CULTURE, SOCIETY AND THE MEDIA (London: Methuen, 1983).

Algunos links a la obra de Muntadas en la red:

http://adaweb.walkerart.org/influx/muntadas

http://muntadas.macba.es
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©  José Roca / Fotos: Antoni Muntadas

Presentación en internet: Universes in Universe, Gerhard Haupt & Pat Binder
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