índice no. 43
José Roca
Reflexiones críticas desde Colombia

Comentario a Columna 43 17 de abril de 2002
Mauricio Cruz
Artista colombiano, radicado en Nueva York

La respuesta de Pablo Helguera a mi comentario suscitado por la Columna de Arena # 43 y la interpretación agregada de Jesús Fuenmayor son el resultado de un malentendido, ya que introducen variables (discutibles en sí mismas) que no tienen que ver con mi inquietud inicial. Como llegar a suponer que las obras de arte deberían prescindir del comentario -poniéndole comillas a lo que en realidad nunca dije- cuando me parecía evidente que estaba aludiendo a un caso concreto de esta ancestral relación.

el cliché como contexto

En términos generales, contexto es el fondo o campo de relaciones que le da o le quita sentido a algo (mejor dicho, todo). Cuando digo que "la mayoria de los artistas parecen estar trabajando alrededor de los cambios y alteraciones de contexto" y que "las estrategias en este sentido terminan siendo tan complicadas que esta misma elaboración es la que muchas veces se presenta como arte", estoy hablando de una situación concreta del arte moderno. No que antes no haya habido situaciones equivalentes sino que, a mi modo de ver, es a partir del Collage y de su consecuencia radical, el Readymade, cuando se introduce una jugada artística verdaderamente significativa en relación a las nociones tradicionales de contexto. "De ahi en adelante -cito un texto mio publicado en el ya desaparecido Magazin de El Espectador- el artista podía utilizar cualquier cosa, cualquier forma de lenguaje como vehículo expresivo, cualquier medio. La noción tradicional del oficio 'estalla' en el sentido de que se diversifica experimentalmente, asumiendo el riesgo y la dimensión de una estética posible en donde, el arte mismo -la discusión ya típica entre esto es arte/esto no es arte- podría verse abocado a desaparecer debido a un exceso de disipasión o camuflaje en otras disciplinas."

Y que conste que no estoy diciendo que esto sea bueno o malo. Tan solo señalo la importancia (contextual) y las consecuencias profundas de una situación en la que los oficios paradigmáticos, pintura y escultura, resultan relativizados por un gesto aparentemente simple de desplazamiento.

Ahora, frente al auge actual de las re/des/contextualizaciones, será que el Readymade -como el Collage (cut and paste)- está siendo entendido simplemente como una técnica nueva, así como lo fue la pintura al óleo en tiempos de van Eyck? Lo digo porque resulta curioso que el gesto que Duchamp trató escrupulosamente de mantener a raya "limitando la producción a unos pocos por año", se ha convertido hoy en un procedimiento común.

Para ilustrar con un ejemplo a propósito de re/contextualizaciones, en una ocasión fui testigo del más cándido acto de inversión: Pasando frente a la célebre Academie Julien en Paris, me dio por entrar a mirar y lo primero que veo es un salón atestado de dibujantes en donde, en lugar del desnudo habitual, se encontraba "modelando" en total impertinencia el secabotellas de Duchamp! Y claro, es complicadísimo de dibujar... De todos modos, no deja de ser extraño que mientras una academia reinserta al artista en su manualidad, otra, pretensiosamente actual, lo pone a delirar.

Lo cierto es que muchos, fascinados por las posibilidades de esta revolucionaria estrategia de desplazamiento, cayeron en lo que llamé una "parodia duchampiana reproducida al infinito". Parodia porque el asunto, en lo que tiene que ver con la artisticidad de la jugada, depende de un cierto nivel de ajedrez; en otras palabras, de la comprensión inteligente del contexto, pues no basta con mover una pieza cualquiera en el tablero del arte para producir jugadas de excepción.

Lo que me recuerda un chiste publicado en The New Yorker en 1960 -citado por Jasper Johns a propósito de Duchamp- en donde un cavernícola le dice a otro hablando de un tercero: "Oh, yo le doy todo el crédito por haber inventado el fuego, pero qué fue lo que hizo después?". Como si entre otras cosas el inventor de la candela tuviera que responder por los incendios...

El problema de fondo, creo, es que se ha adoptado literalmente la definición popular, el cliché del Readymade, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del acto de magia que convierte cualquier cosa en arte por el solo hecho de colocarlo en un contexto idem; sea este un espacio físico o virtual, llámese museo, galería o comentario especializado (como si el arte fuera algo que pre-existiera en algún lugar). Desplazamiento típicamente contextual cuya incertidumbre de fondo -ya que mojar el pincel tampoco garantiza un buen cuadro- necesita conjurarse por medio de un ejercicio continuo de intelectualización.

Pues resulta que ése no es el único cliché. La otra "idea recibida", la de que "el público es quien hace la obra", es una de las doctrinas de fondo a partir de la cual se justifican y amparan todo tipo de delegaciones, acogiendo de paso la bandera transparente del "todo se vale". En este punto, liberado ya del imperativo del talento y de la incómoda idea de la originalidad, el artista se lanza de cabeza (qué tendría que perder?) a los seductores espacios de la posibilidad.

De ahí la importancia que han ido asumiendo los curadores, los críticos, los intermediarios, los editores oficiales del contexto del arte, es decir, "el público que hace la obra". Mientras que el otro público, el profano, desautorizado por una educación deficiente, acude perplejo a los santuarios donde se oficia el misterio del arte; desorientado, obviamente, ante los mandamientos de un arte que proclama: primero, que basta con cambiar cualquier cosa de contexto para convertirla en arte; segundo, que "el público es quien hace la obra" y tercero, que en últimas "arte es lo que hace el artista"! No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que en la asimilación superficial de estos principios es donde radica, en parte, la gran confusión.

De todos modos, es importante notar que todo esto continúa llamándose ARTE. Y si nombrar es pactar, "si la existencia del nombre prueba la existencia del pacto", entonces se entiende que es gracias a la persistencia de ese tácito acuerdo que la actividad se mantiene. Incluso en medio de las condiciones actuales en donde, como precisa también Thierry de Duve, "La innovación artística no asumirá el sentido de una nueva cualidad hasta que sea evaluada a posteriori por medio de los criterios mismos que ella habrá instituido".

Sí, por supuesto, 'arte es lo que hace el artista'. Siempre y cuando se entienda que es a partir de sí mismo y no de validaciones externas, meramente contextuales, como podrá instituir algún tipo de criterio, y no como se pretende creer, en un don otorgado desde afuera gracias a la simple inscripción museográfica de sus actos.

"Lo que yo hago como artista es tomar un objeto cualquiera-digamos, un poste- y, al orinarlo, transformarlo en algo único y propio".
The New Yorker, abril 1, 2002

El pensamiento de Duchamp, quién lo duda, impostado por sus propios seguidores, aún.
  Columna 43 - comentarios

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©  Texto: M. Cruz, Columna de Arena: José Roca

Presentación en internet: Universes in Universe, Gerhard Haupt & Pat Binder
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