índice no. 29
Foro de discusión
 
 

Contribuciones al foro »Curaduría vs. demagogia participativa« - Columna no. 29

María Inés Rodríguez

(8 de agosto de 2000; curadora colombiana independiente, radicada en París)

He seguido con atención la discusión que ha generado lo de Cali, en los argumentos que proponen unos y otros se tocan puntos interesantes.

Los interrogantes que plantea ojo travieso podrían ampliarse a otros campos de la vida del país (es más, cada pregunta podría generar ella sola un debate) y tienen a su vez un tono dictatorial que disgusta y hasta suena peligroso; no sé porqué se esconde detrás de la cortina de hierro del seudónimo si precisamente habla en términos de control y fiscalización, o tal vez es por esto. El punto es si son esas las preguntas, leyéndolas de nuevo me doy cuenta que conozco las respuestas y que finalmente conducen a una especie de queja colectiva en la que hemos estado desde hace mucho tiempo y que tienen un tono terriblemente institucional.

En los dos últimos años he tenido la oportunidad de realizar varios proyectos en Cali y comparto la opinión del grupo Semefo: hay una gran vitalidad en el trabajo de los artistas y muchas ideas interesantes que empiezan a concretarse.

El país, no solo Cali, vive una crisis que como todos sabemos no se reduce a lo económico, pero tal vez gracias a ella se están desarrollando nuevas estrategias para mostrar el trabajo de la artistas generadas por los mismos artistas y creo que eso es muy importante por varias razones: nuevos curadores, nuevos espacios e independencia con relación a las instituciones.

Conozco de cerca el contexto del arte contemporáneo en Paris y en Ginebra, en donde los problemas son de otro orden pues no falta el dinero y existen muchas instituciones tanto oficiales como privadas. El mercado del arte se mueve y circulan todo tipo de exposiciones nacionales e internacionales, pero este paisaje idílico no refleja la realidad de todos los artistas y curadores. Tanto instituciones como galerías son terriblemente cerrados y no se arriesgan a mostrar a un artista desconocido por mas de que este sea interesante.

Las exposiciones de lugares como el Centro Pompidou se organizan en colaboración con las galerías, quienes proponen sus artistas y de esta manera pueden después vender la obras a las colecciones del estado o a los privados. Entonces, si no se pertenece a una galería, que? Esta situación ha generado, sobre todo en Ginebra, una serie de espacios e intervenciones que han tomado tanta fuerza que ahora las mismas instituciones van en busca de esta »vitalidad artística« que cuestiona el trabajo que realizan. Así el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Paris realizó el año pasado la exposición ZAC, invitando a todos los espacios alternativos de la ciudad (algunos rechazaron la invitación para no dejarse recuperar por la institución que critican; la mayoría aceptaron y se tomaron el lugar invitando estructuras de otras ciudades de Francia). No es un trabajo fácil pero permite adquirir independencia ante las mismas instituciones y al mismo tiempo cuestionarlas.

Como decía un poco mas arriba, tanto en Bogota como en Medellín y Cali se están generando este tipo de estrategias, probablemente no con la frecuencia deseada pero existen y siguen adelante. Hay divisiones y bandos o clanes como en todas las ciudades del mundo, raro sería que existiera un consenso general y hasta peligroso por que nos dormiríamos en los laureles; lo que si es fatal es que a cambio de trabajo los bandos propongan luchas tribales que no conducen a nada, ya tenemos bastante con un país que parece una diosa Shiva con todos sus brazos armados.

Si desean participar en el foro »Curaduría vs. demagogia participativa» (vea Columna no. 29) pueden enviar sus comentarios directamente a:
 índice de contribuciones



©  Texto: María Inés Rodríguez; Columna de Arena: José Roca

Presentación en internet: Universes in Universe - Gerhard Haupt & Pat Binder
Vea nuestro directorio de arte de Colombia