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8a Bienal de La Habana, 1ro. de noviembre - 15 de diciembre de 2003
Nota de prensa del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam
Junio de 2001


Premisas y principios

Transcurridas apenas unas semanas del cierre de la Séptima Bienal de La Habana, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam prepara ya la octava edición del evento que ha de celebrarse en noviembre del año 2003.

Tomando en cuenta que la Bienal pasada actuó como un agente de tránsito hacia cambios que nos proponemos realizar, y que solo fueron esbozados en esa ocasión, el Comité Organizador desea declarar los principios que regirán el nuevo proyecto curatorial y museográfico, así como su estructura, con el fin de familiarizar a sectores de la crítica especializada, curadores, artistas, periodistas y público en general, con las ideas rectoras que servirán de base a la Octava Bienal de La Habana.

Creemos que en Asia, Africa, Medio Oriente, América Latina y El Caribe, existen condiciones materiales y culturales diferentes a las de otras regiones, las cuales crean un tipo de expresión, cuyos códigos y valores son capaces de permitir un diálogo constructivo con otros públicos y contextos para una mejor comprensión de nuestras realidades. Igualmente, en nuestras regiones, ciertas expresiones culturales establecen un tipo de relación con el público que son consideradas parte integrante de la vida, sin mediaciones institucionales o requerimientos tecnológicos específicos. De esta manera el arte y sus manifestaciones se insertan de modo orgánico en la esfera de lo cotidiano, sea en un medio rural o urbano, sin distinciones que excluyan arbitrariamente lo auténtico producido a nivel simbólico por sectores sociales diversos.

Arte y vida resultan, pues, elementos componentes de un mismo sentido y significado a nivel comunitario, con sus diferencias lógicas en dependencia de la región en que estas se manifiestan. En unos casos se inclina más la balanza hacia lo político, hacia lo religioso, o hacia la rica complejidad de rituales y festividades populares, entre otros.

También algunos de nuestros graves problemas encuentran eco en el nivel creativo como modo de conjurarlos, y no son pocos los artistas que sienten la necesidad de traducirlos en propuestas que contribuyan a la reflexión sobre nuestro destino, nuestra existencia pasada y presente, a pesar de lo difícil que resulta a veces el tratamiento de algunos aspectos tan delicados de nuestras vidas. Tal vez debido a la creencia de que puede adquirirse un alto nivel de conciencia acerca de muchos de esos aspectos, es que nuestros artistas encuentran un cierto sentido en sus propuestas y se sienten estimulados a mantener la esperanza en el arte como una contribución al mejoramiento humano, lo cual es en definitiva, otra manera de mantener viva la utopía como proyecto viable.

Sin embargo, así y todo, varias de nuestras dificultades, que son muchas y crecientes, son con frecuencia manipuladas por sectores externos a nuestras realidades con el fin de hacer de las marginaciones, la violencia, la corrupción, la migración forzosa o la pobreza, objetos de coleccionismo o contemplación estética.

Esto ha generado cierto consumo de tercermundismo, otredades, sur, territorialización, y sobre todo multiculturalismo, aunque, dentro de este panorama, hay algunos que desean honestamente acercarse a nosotros con el fin de conocernos y comprender la vastedad de culturas y riqueza espiritual que existen en estas regiones del mundo. Esta avidez, esta curiosidad, este consumo pasa también, en muchos casos lamentablemente, a través del mercado del arte que hoy contamina casi todo el entorno visual del hombre en cualquier lugar del planeta.

La Bienal de La Habana, desde su creación en 1984, ha mostrado una buena parte de esa riqueza espiritual de nuestras regiones, con la intención de mantener abierto el diálogo con aquellos que desean acercarse honestamente a nosotros y ha actuado todo lo alejada posible de este mecanismo económico a pesar de no poder contrarrestar, como siempre quisiéramos, la inevitabilidad de su presencia en cualquier foro o confrontación internacional, oculta muchas veces en el ropaje del coleccionismo público y privado, patrocinios, etc.

En esta octava edición deseamos abrir aún más ese diálogo no sólo mediante las específicas obras de los artistas invitados sino también en su relación con los espacios de exhibición y con el entorno urbano que cada día adquiere mayor importancia de significados en la vida cotidiana de nuestras naciones.

 

Escenario y contexto de la Bienal

La Ciudad de La Habana ha resultado ser un marco relevante para profundizar en torno al mejoramiento de las relaciones entre los ciudadanos, entre el ciudadano y su hábitat e incitar a la reflexión acerca de la integración del hecho artístico a la vida en determinados espacios Por otro lado, la ciudad, especialmente su zona histórica, tiene creadas las condiciones para diseñar acciones culturales que estimulen la participación del ciudadano en el tejido comunitario como modo de hacer cada vez más real la integración del hombre a sus expresiones sociales.

En ello es importante el factor participativo del público y de las instituciones que conforman la trama urbana actual, entre las que se hallan, por supuesto, las dedicadas al arte. La Bienal de La Habana aspira en esta nueva ocasión a involucrar una red mayor de espacios viejos y nuevos con el fin de modificar su estructura tradicional de comunicación y proponer otras maneras de exhibición de las obras de arte.

En este propósito desempeñan un papel rector los propios artistas participantes, quienes serán agentes promotores del cambio mediante sus obras individuales o su inserción en proyectos comprometidos con el desarrollo de la ciudad. De esta manera, su contribución al mejoramiento del entorno visual y su posibilidad de incidir en el habitat abrirá el camino a prácticas que disminuyan las fronteras tradicionales entre arte y vida.

La Bienal de La Habana se propone desarrollar estructuras múltiples de participación de artistas junto a técnicos, profesionales y ciudadanos en proyectos que expresen, en alguna medida, los cambios producidos en los últimos años, entre los que tienen cabida también, por supuesto, sus formas tradicionales y legitimadas que operan en el contexto social, cultural y político en que se ha de celebrar el evento.

Nuestra propuesta se inserta en estructuras condicionadas por un proyecto de nación y cultura nacional institucionalizado en las últimas décadas y en medio también de cambios recientes que se vienen operando en la vida del país. De ahí surgen el marco ideológico y los presupuestos teóricos en que se mueve la Bienal de La Habana desde su misma fundación. No tomarlas en cuenta objetivamente sería ilusorio y poco práctico, aunque algunos críticos y observadores las tergiversen o deformen con otros propósitos, o no las consideren como elementos significativos a la hora de hacer una evaluación del evento desde otras realidades, descontextualizando así un fenómeno tan complejo como lo es una Bienal de artes visuales, la cual tiene, como otras en el mundo, sus leyes, códigos, valores y condicionantes específicas.

Nuestro compromiso es con la vida y la cultura de los pueblos que conforman el mundo menos desarrollado económicamente. Nuestro compromiso es con las sociedades que aspiran a mejores niveles de desarrollo y justicia social. Nuestro compromiso es con la realidad que día a día vivimos en busca de comprensión, entendimiento y respeto , aún cuando a veces se torne una dura lucha por la supervivencia.

Esto entraña un compromiso ético profundo. No es lo mismo ejercer la curadoría en Brasil que en Los Emiratos Arabes Unidos, en Francia o en Senegal, en Guatemala o Indonesia. Nos interesa la vida de millones de hombres y mujeres en la Tierra y la vida cotidiana de nuestros pueblos, y haremos todo lo que sea posible por contribuir a su mejoramiento desde nuestra posición como curadores y organizadores, comprometidos por la repercusión ideológica y social que generen nuestras acciones. Siempre nos preguntamos ¿para qué se hace una Bienal?, siempre nos preguntaremos ¿para quiénes se hace una Bienal?

Nos interesan las ideas que podamos compartir con artistas y expertos en arte, con un público heterogéneo y diverso dispuesto a participar de los proyectos que proponemos. De ahí que la Bienal de La Habana mantiene su carácter investigativo y promocional, y busca renovar sus propias estructuras para hacer de ella una entidad viva y dinámica en estrecha relación con las exigencias de los nuevos tiempos.

 

Hacia la octava edición

Organizaremos un evento al cual serán invitados no sólo artistas visuales sino también creadores de otras disciplinas artísticas y sociales de Asia, Africa, Medio Oriente, América Latina y El Caribe y, aunque en mínima proporción, de otras regiones del mundo con el espíritu de:

El arte con la vida

Interesados en hacer de nuestra Bienal de La Habana un evento participativo desde su misma concepción, estamos abiertos a todas aquellas ideas que puedan enriquecerlo, y esperamos recibir sugerencias acerca del mismo y de todo aquello que contribuya a mejorarlo desde múltiples puntos de vista, pues creemos desde siempre en la obra en común, la obra colectiva.

Como es habitual en nuestro trabajo, el Equipo de Curadores de la Bienal de La Habana hace la selección de los artistas y proyectos a participar en el evento a partir de la documentación compilada, viajes de estudio a diversos países, propuestas recibidas y otras fuentes de información, tomando en consideración todo lo antes señalado en este documento.

Así mismo el Equipo de Curadores puede estimar conveniente la exhibición especial de obras de artistas de cualquier región del mundo reconocidos o de expresiones artísticas con el objetivo de contribuir al conocimiento e información del público cubano y enriquecer, además además, la diversidad de propuestas que conforman el evento.

Entre los meses de noviembre y diciembre del presente año 2001 definiremos la lista de los artistas y proyectos a participar de la Bienal y enviaremos las respectivas invitaciones a sus países con los correspondientes Requisitos de Participación para esta ocasión.

 

Para mayor información dirigirse a:

Bienal de La Habana
Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam
Calle San Ignacio y Empedrado, Plaza de La Catedral
La Habana Vieja, Cuba

Tel: +537 - 8613419 y 8612096
Fax: +537 - 8338477
Email: wlam@cubarte.cult.cu or ojeda@wlam.cult.cu

 

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