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Son fotografías de palabras pertenecientes a afiches de publicidad. Con estas palabras aisladas de su entorno construyo un mensaje con la lógica y el contenido de una amenaza anónima, aquella que es construida con palabras o letras de diferente origen para proteger el anonimato del autor.
En esta obra se superponen dos actitudes: la del autor, que realiza una suerte de cacería de palabras por la ciudad, y la del personaje ficticio y anónimo que está al acecho desde cada uno de los carteles. El título hace alusión a la desintegración del asesino y a la obstinada recurrencia de la víctima.
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