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Luis Camnitzer:    Carta desde Porto Alegre. ( II )
Con una inversión de seis millones de dólares y la exposición de casi 300 artistas representados por más de 900 obras distribuídas por once enormes locales, la I Bienal del Mercosur irrumpe en este cuadro con bombos y platillos. La ciudad de Porto Alegre, que cuenta con un impresionante plan de rehabilitación de edificios, ya estaba en proceso de dedicar algunas construcciones para la cultura. Las empresas interesadas en Mercosur ayudaron con la renovación de grandes depósitos y hangares portuarios, poniendo a disposición un total estimado de 24.000 metros cuadrados. La Bienal del Mercosur incluye varios espacios de exhibición con envergadura de museo internacional, que merecen quedar establecidos permanentemente, y no solamente habilitados por un par de meses cada dos años. El Espacio Ulbra, una vieja tienda de departamentos, cuenta con una arquitectura ideal para museo, y fue renovado impecablemente para esta ocasión. La vieja usina de gas (Gasómetro), otro espacio notable, también fue apropiado para la Bienal. Pero no queda claro si Porto Alegre, con una población de alrededor de dos millones de habitantes, puede convertirse en un centro cultural de importancia suficiente como para activar tantos metros cuadrados de cultura en una forma continua.
Espaço Ulbra
Espacio Ulbra
Incluso, el proyecto mismo de la Bienal fue tan ambicioso que la fecha de inauguración tuvo que ser postergada. Irónicamente para un proyecto en vías de abolir fronteras comerciales, los problemas de aduanas atrasaron los envíos de Argentina, Chile y Venezuela. El 2 de octubre, día previsto para la inauguración total, fue usado para una ceremonia formal y la apertura de dos muestras (Xul Solar, artista a quien fue dedicada la Bienal, y una de obras latinoamericanas en colecciones brasileñas). Las demás inauguraciones se distribuyeron a lo largo de la semana siguiente, causando la frustración de muchos visitantes que tuvieron que irse prematuramente. Es también la causa de que esta nota se dedique a consideraciones más generales.

La Bienal del Mercosur es un producto de una confluencia extraña de factores contradictorios y que, por una coyuntura particular aquí, parecen estar funcionando a favor del arte. Porto Alegre es la única ciudad regida (ya en un tercer período) por el Partido de los Trabajadores. Es la capital de Rio Grande, estado afluente (no sé si fueron comentarios serios o humorísticos, pero alguien habló de secesión) gobernado por otro partido mucho más conservador, y en relación tensa con la administración de la ciudad. El edificio de la intendencia estaba ornamentado con grandes banderas que denunciaban la política estatal con respecto a los empleados municipales, ejemplificando las desavenencias. La posición geográfica de Porto Alegre, relativamente cercana a Uruguay y Argentina, sumada a un posible deseo de competencia con São Paulo y Curitiba (sendas sedes de las otras bienales brasileñas), probablemente ayudaron al establecimiento de una tregua precaria.

La iniciativa empresarial que, de hecho, lanzó el proyecto tuvo también influencia en el espíritu de colaboración. El intento meta comercial (no es el arte lo que está a la venta aquí pero sí todo lo demás que producen los países de donde el arte proviene) permitió que el neoliberalismo tolere posiciones de izquierda. La Bienal está dedicada (además del ya mencionado Xul Solar) al crítico y teórico de arte Mário Pedrosa, que fuera cofundador del PT, y está organizada en vertientes que permiten reflejar el arte de resistencia que caracterizó a las décadas del sesenta y del setenta. Hay así una mezcla de erudición politizada y de rigor académico dentro de una agenda política gubernamental que busca pactos con una agenda empresarial dedicada al lucro.

Usina do Gasômetro
Usina do Gasômetro
El sector empresarial tuvo dos buenas excusas para lanzarse a este proyecto: una ley que permite descontar de los impuestos el 75% de los dineros invertidos en la promoción de la cultura; y una necesidad de apoyar y cimentar la imagen de los países integrantes del Mercosur. En declaraciones publicadas en el suplemento económico de Zero Hora [ 1 ], Justo Werlang, empresario, coleccionista y presidente de la Bienal, destacó las ventajas mutuas de este arreglo. El gobierno aprovecha la eficiencia de las corporaciones y éstas, a su vez, se benefician de poder asociar marcas comerciales con la calidad del arte. Y agrega: El arte no es combinar un cuadro con un sofá de sala, sino con inteligencia y síntesis cultural. La integración cultural rima con expansión del mercado.
Justo Werlang
Justo Werlang
Las frases describen la filosofía de las corporaciones norteamericanas. Estamos escuchando la voz de Philip Morris o de Mobil Oil que en los EE.UU. ocupan ya el lugar de lo que en otros países es normalmente un ministerio de cultura. En ese sentido, las palabras de Werlang pueden parecer representantes de un cierto mercenarismo. Pero también tienen un tono distinto. En el contexto de un mercado regional, una expansión del mercado significa una resistencia en contra de la hegemonía económica norteamericana, y simboliza una especie de capitalismo regionalista antiimperialista, uno de los elementos ideológicos subyacentes de Mercosur. Estamos en presencia de un fenómeno comercial-ideológico, desconcertante por lo nuevo. Es sorprendente y lógico a la vez, entonces, que Frederico Morais, el curador general de la Bienal, comience la justificación teórica de la muestra bajo la égida de Marta Traba, y citando el insulto de Henry Kissinger: Nada importante puede venir del Sur. La historia nunca fue hecha en el Sur [ 2 ]. Morais declara que: La primera y principal tarea de esta Bienal de Artes Visuales de Mercosur será [...] dar inicio a una tarea urgente de volver a escribir la historia del arte a partir de un punto de vista latinoamericano o, por lo menos, un punto de vista que no sea exclusivamente euronorteamericano. La realidad de esa urgencia se reveló pocos días después con la visita de Clinton al Brasil. Su equipo de asesores pidió que todo el país, con sus 160 millones de habitantes, homologara el horario con el de Washington, atrasando los relojes por una hora, para que Clinton tuviera una hora más para su agenda [ 3 ].
Frederico Morais
Frederico Morais
Acostumbrados a la bipolaridad ideológica del pasado, de la cual aquí emergemos tanto Morais, como teórico del proyecto, como yo, lector de su texto, esta convivencia izquierda/neoliberalismo, es completamente inusitada. La integración de sus ideas con el proyecto mercantil nos enfrenta a la tarea de elegir entre posibles expansiones de mercado. Se acepta que la expansión es correcta e inevitable y que esta expansión de mercado es mejor que la otra porque es la mía. No importa si me beneficia personalmente en términos económicos, como tampoco importa - en términos de mi bienestar físico - si mi equipo de fútbol mete más goles que el otro. Lo que parece importar es la satisfacción que me pueda dar por la atribución simbólica - ya que no propietaria - de ser mi mercado o mi equipo deportivo. Estamos siendo llevados a abandonar los análisis ideológicos para asumir un chovinismo comercial o, más precisamente, a permitir que el comercio explote nuestros bajos y primitivos instintos chovinistas. Claramente, elegiremos una expansión comercial regional como defensa en contra de una globalización económica. En última instancia, la globalización amenaza nuestro sentido de identidad, mientras que el regionalismo parece afirmarlo. Es este esquema el que permite, por lo superficial, que coexistan tantas contradicciones ideológicas. Y Coca-Cola, percibiendo que todo esto no la puede afectar realmente, es una de las empresas patrocinadoras de la Bienal. Desde el 1 de febrero de 1996, la compañía abolió la separación entre sus actividades nacionales y las internacionales, y asumió su identidad de corporación global. De acuerdo con su gerente general, las etiquetas internacional y nacional, que en el pasado describían adecuadamente nuestra estructura comercial, ya no son aplicables [ 4 ].

La unión continental de América Latina, hasta ahora, había sido la utopía que superaba las fronteras geográficas y los conceptos nacionalistas que habían sido impuestos por Europa durante el siglo XIX. Mientras que originalmente el nacionalismo había sido creado para reunir gente bajo una identidad, su función se fue deteriorando lentamente hasta convertirse en un instrumento de exclusión. Fue la versión deteriorada que se impuso en América Latina, y las fronteras dibujadas en el imperio quedaron como imposición divina e incuestionable, sellando el origen colonial de nuestros países. El latinoamericanismo, hasta ahora, era el antídoto del chovinismo.

 
El regionalismo mercantil parcializado amenaza con destruir ese antídoto. Durante la reciente visita del presidente Clinton a América Latina, los periódicos norteamericanos comentaron la oposición brasileña a la política mercantil globalista de Clinton. Se explicaría por el hecho de que Brasil quiere afirmarse primero en el liderazgo de Mercosur para luego poder competir con los EE.UU. con más fuerza. Ya antes, Argentina había descrito su propio liderazgo. En la revista Scientific American, el gobierno argentino publicó un aviso de promoción del país ofreciendo su clima ideal y variado, su atmósfera cultural europea y también su esperanza de servir como proveedor de ingenieros, investigadores y mano de obra altamente calificada para equipar las compañías y los institutos que harán funcionar las asociaciones estratégicas que generarán los conocimientos y los productos para todo el MERCOSUR [ 5 ].
Máximo Souza
Máximo Souza

continúa  
 

Notas
1. Porto Alegre, 28 de septiembre.
2. Reunión de cancilleres del continente en Viña del Mar, 1969, citada por Morais en »Projeto Curaduria«.
3. The New York Times, 15.10.97. Fue interesante también que la Associated Press informara a raíz de la parada de Clinton en Venezuela, que el presidente Caldera elogió a Clinton como, el presidente del país más importante del mundo, y dijo que su visita pondría a Caracas en el centro de atención global. En contraposición a la importancia atribuida por Caldera al viaje, el párrafo siguiente procede a explicar que para Clinton [el viaje] fue un escape bienvenido de los problemas en Washington referentes a las irregularidades financieras de la campaña electoral del partido demócrata y de las preguntas embarazosas surgidas a raíz del juicio por hostigamiento sexual que se le está haciendo. (Terence Hunt, AOL News, 12.10.97) Durante su visita a Buenos Aires en el mismo viaje por América Latina, el balcón de la casa presidencial, la Casa Rosada, desde donde Clinton se dirigió a los argentinos, fue descrito como el lugar desde donde Madonna cantó su canción de Evita.
4. The New York Times, 13.1.96. p. 35.
5. Abril l995.
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©   Art Nexus y el autor. Presentación online por  Universes in Universe

©   Fotos: Claudio Fachel y Edison Vara